FANTASIAS SEXUALES DE UNA MUJER DE MÁS DE CUARENTA.
Eran más de las ocho, cuando Inés se disponía a cerrar su pequeño negocio, ese que le permitía derrochar imaginación durante todo el día. Hace poco más de un año decidió abrir su propia tienda dónde hacía manualidades hechas con tela: libretas forradas, toallas bordadas, muñecas personalizadas, bolsos, etc. Era consciente que nunca se haría rica de aquella manera, pero se sentía satisfecha viendo la cara de felicidad de sus clientes cuando podían llevarse regalos que iban con la personalidad de cada uno. Incluso ayudaba a la gente a que realizasen con sus manos, aquel detalle que iba impregnado de amor para el ser querido a quien iba destinado aquel presente. Lejos estaba aquel trabajo en una fábrica dónde todo eran frustraciones, rutinas y acatar mandatos de gente poco preparada emocionalmente. Cerró cuidadosamente su establecimiento, y le dijo adiós hasta dentro de tres días ya que llegaba un largo fin de semana. Se miró en el escaparate de su tienda. Tenía ya 47 años, sus mano...