NO ES MI HIJA
Aquella mirada perdida me llevó de repente a un 13 de abril de 2005. Ese miércoles de primavera mi marido tenía el día libre y pensó que sería buena idea pasar la jornada juntos ; un día especial con nuestra pequeña Lucía. Siempre es bueno romper la rutina. En nuestra vida era algo primordial y normalmente pensábamos alguna excusa para salirnos de los hábitos predeterminados. Era como coger aire nuevo para seguir con los quehaceres diarios. Pensamos en ir a visitar la ermita de Sant Cristòfol de Castellbell. Queríamos recordar tiempos pasados; cuando éramos novios y pasábamos algunas temporadas en la casita que mis padres tenían por aquel entonces en aquellos parajes. Nuestra hija tenía cinco años y era una niña vivaracha, quizás demasiado para su edad. Lo preguntaba absolutamente todo. Nada se le escapaba, todos los detalles eran pocos para aquel pozo sin fondo que era su imaginación. Fuimos a pasear por el frondoso bosque de pinos que bordean un camino que van a dar a la abadía de