DESNUDA ANTE TUS OJOS
Ella habitaba hacía mucho tiempo a ras de suelo. Era incapaz de ponerse erguida y caminar paso a paso por la dura realidad en la cual se había convertido su vida. Era demasiado sensible, y eso a los mortales de pie, les causaba molestias. Es una luz muy brillante, que deslumbra y a la vez enfoca los más oscuros rincones de las pesadas mochilas que llevan los seres que son sombras que buscan con verdadera desesperación esa luz que emanan las verdaderas almas buenas.
Estaba claro que su sitio no era tierra firme, demasiada gravedad, demasiado peso, demasiada realidad. Ella que vivía en un mundo de pensamientos oníricos que vislumbraban destinos piadosos donde se podía uno quedar a vivir para siempre.
Había visitado varios lugares, pero jamás se sintió verdaderamente identificada con ninguno de ellos. Así lugar tras lugar, realidades inventadas y coloreadas con tonalidades cálidas que en realidad solo eran producto de su fructífera imaginación.
Ella sintió que quizás no estaba en el mismo plano que el resto de los mortales, sino más allá, unos metros encima de la tierra , sin tocar el cielo pero casi...
El cielo era ligeramente rosáceo, cálido pero sin llegar a asfixiar. En el suelo se podían percibir más de una sombra, producto de sus diferentes almas, porque estaba segura que una vida era muy poco para tanto sentimiento. Los árboles se convertían en sombras, pero estas emanaban una auténtica brisa de amor e identidad.
Ella lo vio claro en aquel preciso momento, su lugar estaba donde todo fluye, nada te empuja, respiraba con profundidad y las lágrimas las dejó en el suelo que ahora veía de color plomizo con el convencimiento de que jamás volvería a pisar terreno yermo, sino fertilidad buscada y solamente compartida con los que por aunque fuera por un solo momento podían hacer que ella volara y se sintiera libre.
Para Salva.
Un corazón bueno.
Una inspirada prosa poética.
ResponderEliminarPara leer y releer.
Un abrazo.